domingo, 23 de diciembre de 2007

18: A PUNTO DE ENTRAR EN MAR ABIERTO


No voy a contar mucho más. No por falta de cosas que contar, sino por falta de fuerzas. La semana pasada resultó realmente agotadora. Los días de la semana susodicha consistieron en levantarse más bien pronto tras haberse acostado a las tantas la noche anterior... Enrique y yo nos íbamos a la sala a trabajar con la película; Alby se quedaba en su casa editando el cortometraje del taller que hemos estado impartiendo.


A la hora de comer, comíamos (era nuestro mayor privilegio) y una vez comidos, nos subíamos a casa de Alby para seguir montando con él el corto. Y ha sido un verdadero curro. Un día estuvimos montando 10 horas seguidas, y al día siguiente 15 horas. Y eso sin contar las mañanas que estuvo trabajando Alby solo, mientras el Artesano y yo pintábamos, cortábamos, encolábamos, moldeábamos...


Finalmente el trabajo se vio recompensado. El cortometraje fue un éxito. Encantó a profesores y alumnos, e incluso a mi padre, que es mi crítico y censor más implacable. Estaba rodado en clave de falso documental, y a pesar de lo disparatado de la historia, parece ser que una gran mayoría de alumnos se lo han tragado. Somos unos manipuladores de la ostia, y lo peor es que estamos enseñando a serlo a una manada de chiquillos de entre 15 y 17 años que, por cierto, se han comportado de una manera durante el proyecto que ya la quisieran algunos de los que se autodenominan profesionales. En fin... creo que a estas alturas seríamos capaces de hacer que el Dioni ganara las elecciones.


Y el trabajo en Gritos en el Pasillo también ha merecido la pena. Ya sí que está todo avanzadísimo. No exagero si digo que mañana mismo nos podríamos a poner a rodar si quisiéramos. Pero no es la mejor manera. Todavía queda rematar una serie de detallitos que harán el rodaje más fluido. Mis cálculos (y ya sí me parecen más certeros) son que en esta semana que entra terminaremos de rematar esas cosillas y empezaremos a despejar la sala para prepararla para el rodaje; meteremos la cámara, los focos, los trípodes, la pseudo-grúa y el pseudo-travelling que nos está fabricando el padre de Alby... En la semana siguiente a la que empieza ahora empezaremos a sacar fotografías y simulaciones que enviaremos a Madrid para que se vayan encargando de promocionar, buscar financiación y terminar la página web. Eso a nosotros nos servirá para ir entrando en calor. Para probar cómo funciona el montaje de los decorados, los suelos falsos... acostumbrarnos al manejo de las marionetas cacahuetiles. Para ir haciendo pruebas de iluminación, pruebas con inciensos y similares... Es decir, que esa segunda semana, al igual que la anterior, ha de redundar en la agilidad del verdadero rodaje que si todo sale bien empezaría justo a la semana siguiente, aprovechando el calentamiento.


La presencia del artesano de la luz por estos lares no sólo está resultando traidora, sino también útil. Todos debemos agradecer el hecho de que la televisión pública sea una mierda y el artesano no disponga de canal satélite. Gracias a eso, Enrique se acogió a la única alternativa: Tragarse los programas de bricolaje. Su asiduidad a esa clase de programas está resultando realmente conveniente en estos últimos coletazos de la preparación de Gritos en el Pasillo.


También nos ha brindado generosa ayuda el artesano en la elaboración del corto del taller.


En lo que a mí respecta, estoy dedicando estos tres días de “merecidas” vacaciones para hacer lo mismo que espero estén haciendo Enrique y Alby: El vago.


Creo que no sólo nos hemos ganado estos tres días de reposo, sino que los necesitamos para ahora, cuando llegue el martes, volvernos a meter a saco con los cacahuetes, mañanas y tardes, sin demoras, sin contemplaciones...


El navío Gritos en el Pasillo se acerca a mar abierto. Si algún corsario pretende sabotear nuestra navegación advertimos que nosotros no negociamos. Nuestros cañones lo hacen por nosotros.

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